Las emociones forman parte de nuestra naturaleza y condicionan nuestros comportamientos. Son las emociones las que “nos mueven” y nos impulsan hacia distintas reacciones, y por ello juegan un papel tan importante y determinante en la manera de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás. El problema surge cuando las emociones aparecen y controlan nuestros comportamientos y afectan nuestras decisiones.
El encuentro entre dos personas es también el encuentro de dos mundos, de dos posturas. La manera en la cual manejamos esas discrepancias, dependerá del grado de inteligencia emocional que hayamos desarrollado.
En un mundo tan exigente como el de hoy, donde la calidad de un equipo de trabajo y sus resultados, depende en gran medida de la inteligencia emocional del líder, resulta imprescindible y obligatorio su desarrollo. Esto implica lograr que el líder sea consciente de lo que le está pasando a él y a su equipo, y de esta forma pueda actuar en consecuencia, creando espacios seguros para conversar y accionar de forma responsable.