En los casos en los que el bombeo de agua es necesario para la realización de la actividad agrícola y/o agropecuaria, esta representa costos cada vez más relevantes. Esto es así tanto para instalaciones autónomas (que no tienen conexión a la red eléctrica y por ejemplo utilizan diésel) como para aquellas instalaciones conectadas a la red. Éstas últimas debido a la suba de las tarifas eléctricas sufridas en los recientes años por la quita de subsidios.
Si consideramos adicionalmente que Argentina cuenta con una radiación solar muy buena y aprovechable en una gran parte del país (llegando a ser de las más altas del mundo en el caso de la región noroeste), la posibilidad de utilizar la energía fotovoltaica para alimentar las bombas de agua aparece como una alternativa más que interesante.
El bombeo fotovoltaico data de hace más de 50 años. La primera realización se hizo con una bomba Guinard alimentada en corriente continua por un generador fotovoltaico con módulos Philips, que funcionó en Córcega, Francia a mediados de la década de los setenta del siglo XX.
Desde entonces ha existido un mercado estable para los sistemas de bombeo fotovoltaico dedicados al suministro de agua para poblaciones rurales. Esta aplicación se justificaba económicamente para sistemas relativamente pequeños, digamos inferiores a 10 kW, que, por bombear a presión y caudal variables, son además relativamente sencillos; aunque también exigen fiabilidades muy elevadas por lo sensible que resulta la aplicación.
En los últimos años, el escenario del bombeo fotovoltaico se ha visto profundamente alterado por la drástica reducción de precios de los módulos fotovoltaicos a impulsos de la industria china, que han pasado de más de 5 u$s/Wp a menos de 0,3 u$s/Wp en menos de una década.
Este factor combinado con la evolución también a la baja de los precios de los variadores de frecuencia ha hecho que hoy sea económicamente rentable plantear la instalación de sistemas fotovoltaicos de tamaño relativamente grande (en el rango de los cientos de kW) para sustituir tanto a grupos electrógenos como a la red eléctrica convencional en la alimentación de sistemas de riego para grandes superficies.
Ventajas de los sistemas fotovoltaicos de bombeo
Los principales beneficios que tienen los sistemas de bombeo alimentados con energía fotovoltaica son:
- Se pueden utilizar bombas solares especialmente diseñadas para trabajar con energía fotovoltaica, así como también se puede adaptar el sistema de bombeo existente para ser alimentado con energía solar.
- Pueden utilizarse solo energía solar para alimentar el sistema de bombeo o puede plantearse un sistema híbrido con energía solar fotovoltaica complementado con un generador o con energía de la red.
- No se requiere inversión en baterías, puesto que se puede almacenar agua en lugar de energía.
- Se genera un ahorro importante de costos ya que permite: reducir la factura eléctrica en caso de instalaciones on-grid; o reducir el gasto en combustible, en caso se esté utilizando un generador.
- Al alimentar la bomba a partir de energía solar se reducen las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera (principal gas de efecto invernadero) contribuyendo a mitigar los efectos del cambio climático.
- Se adapta a zonas remotas con dificultad para obtener energía y, en consecuencia, obtener agua.
En resumen, la energía solar fotovoltaica no solamente representa una oportunidad muy importante para mejorar la competitividad de la actividad rural y reducir costos, sino que es un elemento fundamental para contribuir al desarrollo económico de nuestro país a la vez que satisface la necesidad imperiosa de dejarle a nuestros hijos y nietos un mundo sustentable en el mediano y largo plazo.
Sobre el autor
Diego Rojas
Ingeniero Civil por la Universidad Nacional de Córdoba, Master in Business Administration (MBA) por la Universidad Politécnica de Madrid, Master en Ingeniería y Gestión de las Energías Renovables en la Universidad de Barcelona y candidato a Master en Economía de la Universidad Empresarial Siglo 21.
Consultor internacional. Amplia experiencia en el sector de las energías renovables y eficiencia energética. Sub-director del Instituto de Ambiente, Energías Renovables y Desarrollo Sustentable del Colegio de Ingenieros Civiles de la Provincia de Córdoba. Miembro del Consejo Asesor de Política Energética (CAPEC) de la Provincia de Córdoba.
Profesor en la Universidad del Pacífico de Lima (Perú), Universidad Siglo 21 y en la Universidad Tecnológica Nacional de La Rioja.